miércoles, 25 de mayo de 2011

Trabajo en equipo


Cuando hemos conseguido a través de nuestro trabajo y nuestras palabras una “cohesión” dentro del grupo, cuando a través de nuestra credibilidad obtenemos el liderazgo y cuando conocemos perfectamente como es el ámbito en el que nos desenvolvemos, como es nuestro equipo y como son nuestros jugadores es el momento de poder empezar a trabajar en equipo.

Todos los jugadores tienen que sentirse útiles. Si un jugador no se siente útil se aburrirá y dejara de jugar.
Lo ideal, en formación es repartir las responsabilidades y el tiempo de juego por igual entre todos los jugadores.

Los métodos para conseguir esto en la primeras etapas es, hacer que nuestro equipo entienda que el baloncesto es un juego de pases y no de botes. Pasar y moverse, pasar y dejar espacios, deberían utilizar el bote para jugar uno contra uno o entrar a canasta.

El entrenador a la hora de programar los ejercicios en los entrenamientos tiene que ser
participativos, alegres y con un buen ritmo, conseguiremos que el trabajo en equipo a desarrollar en los partidos sea una realidad, pero si, por el contrario, en los entrenamientos solo dos jugadores juegan y el resto
miran, los jugadores se aburrirán y esto conducirá a que en partido el juego sea individual y no colectivo.

Consideramos muy importante inculcar a nuestros jugadores que los partidos son una prolongación más de los entrenamientos, una puesta en práctica de lo que hemos entrenado y que al final de un partido, tanto si se ha ganado como si se ha perdido, el jugador se vaya contento si ha mejorado y que se vaya triste si ve que el partido no le ha servido para mejorar un poco.

Como llevar la direccion de un equipo


La principal responsabilidad de un entrenador de baloncesto es la formación y dirección de un grupo, es básico controlar a los jugadores y transmitirle credibilidad en lo que van a aprender. De esta manera estamos creando una dinámica de grupo, en la que el entrenador deberá dejar bien claro quien es el que manda en esa dinámica “Director”.

Cuando nos referimos a dinámica de grupo de equipos de formación tenemos que tener claro que nuestros dos objetivos serán siempre:



1) Hacerles que les guste jugar al baloncesto. Amar a este deporte.
2) Formar como jugadores y personas. Responsabilidad enorme, debido a las edades que tienen los jugadores a los que estamos entrenando.

Para que se de una buena dinámica de grupo es necesario que se conjuguen y complementen:


  • Cohesión del grupo
  • Liderazgo
  • Trabajo en equipo
  • Procesos afectivos
Si el entrenador es capaz de que estos cuatro aspectos estén estrechamente unidos habrá empezado a ganar credibilidad y a poner unas bases sólidas en su trabajo como Director de Grupo.

La Cohesión:

Acción básica en cualquier estructura de trabajo organizado. Hay que lograr y tener cohesión (“acción y efecto de reunirse y de conectar unas cosas con otras”). Es decir, que los jugadores deben de trabajar en la misma dirección, los objetivos deben estar muy claros y la forma de cómo alcanzarlos también.
Hay que tener en cuenta que el equipo tiene que estar totalmente unido, siendo amigos unos de otros, compartiendo cosas, sin que pueda darse situación alguna de discriminación o “grupitos” dentro del mismo equipo.


Liderazgo.

El líder del grupo tiene que se el entrenador. Líder positivo, con buena presencia, unos hábitos correctos, y ademas de enseñar a jugar al baloncesto debemos ser capaces de enseñar a los jugadores a comportarse dentro de otros ámbitos de la vida. Los jugadores tienden a imitar al entrenadores tanto en lo bueno como en lo malo. Negamos en cualquier caso que el jugador sea el líder del equipo.

Podemos encontrarnos dos casos típicos de jugadores que quieren asumir el liderazgo:

a) El jugador que es el mejor del equipo. A este tipo de jugadores habrá que exigirle más cuando cometa algún error y remarcarle menos su trabajo en las buenas acciones.
b) El jugador que controla y domina al equipo. Por carácter (gracioso, el más fuerte, el más listo, etc..)

Resumiendo, el líder debe ser el entrenador, pero basado en dos principios:

a) Ser respetado por todos los jugadores, que ven en él algo más que un entrenador de baloncesto.
b) Basar es liderazgo en la credibilidad la cual nuca debe de perder. Si esto ocurre se empieza a resquebrajar la dinámica de grupo.


Procesos afectivos.

Debemos conocer a fondo como es nuestro equipo y como son nuestro jugadores (núcleo familiar, problemas de estudio, falta de educación, etc..). Para ello debemos ganarnos su confianza, mediante el respeto, ayudando cuando lo necesita, mostrando cariño y elogios cuando lo necesita o incluso castigando cuando lo necesita. Por ello debemos pensar siempre que un jugador conflictivo es un reto, no rendirnos y expulsar al jugador del equipo, no es tarea fácil pero es uno de nuestros objetivos como entrenador de formación.

Trabajo en equipo.

Cuando conseguimos los tres apratados anteriores, debemos empezar a centrarnos en el trabajo en equipo. Para conseguir un buen trabajo en equipo debemos centrarnos en varios criterios:

  • Todos los jugadores tienen que sentirse útiles.
  • Repartir las responsabilidades y el tiempo de juego por igual.
  • Hacer que nuestro equipo entienda que el baloncesto es un juego de pases y no de botes.
  • Entrenamientos tiene que ser participativos, alegres y con un buen ritmo.